domingo, 5 de agosto de 2012

Un Vistazo a la Teoria de McClelland


Teoría de los Dos Factores, de Herzberg

Mientras Maslow sustenta la teoría en la motivación de las diversas necesidades humanas (enfoque orientado hacia el interior), Herzberg basa su teoría en el ambiente externo y en el trabajo del individuo (enfoque orientado hacia el exterior), el cual depende de dos factores:

a) Factores higiénicos: Condiciones que rodean al individuo cuando trabaja, comprende las condiciones físicas y ambientales del trabajo, el salario, los beneficio sociales, las políticas de la empresa, el tipo d supervisión recibida, el clima de las relaciones entre la directiva y los empleados, los reglamentos internos, entre otros.
b) Factores motivacionales: Tienen que ver el contenido del cargo, las tareas y los deberes relacionados con el cargo en sí; producen un efecto de satisfacción duradera y un aumento de la productividad hasta niveles de excelencia, es decir, muy por encima de los niveles normales.

De lo anteriormente señalado, Herzberg concluye que los factores responsables de la satisfacción profesional están desligados, y son diferentes, de los factores responsables de la insatisfacción profesional.


En síntesis, la teoría de los dos factores afirma que la satisfacción en el cargo es función del contenido o de las actividades desafiantes y estimulantes del cargo (factores motivadores) y la insatisfacción en el cargo difiere del ambiente, la supervisión de los colegas y del contexto general del cargo (factores higiénicos). Debe señalarse que, aunque la teoría de Maslow se basa en una estructura uniforme y jerárquica de necesidades, y la de Herzberg en dos clases de factores, ambos se apoyan en la premisa implícita de que existe una manera mejor de motivar a las personas, bien sea, a través del reconocimiento de la pirámide de necesidades humanas mediante el empleo de los factores motivacionales y del enriquecimiento.

Teoria de la Expectativa

En este caso David Nadler y Edward Lawler dieron cuatro hipótesis sobre la conducta en las organizaciones, en las cuales se basa el enfoque de las expectativas:
  • La conducta es determinada por una combinación de factores correspondientes a la persona y factores del ambiente.
  • Las personas toman decisiones conscientes sobre su conducta en la organización.
  • Las personas tienen diferentes necesidades, deseos y metas.
  • Las personas optan por una conducta cualquiera con base en sus expectativas que dicha conducta conducirá a un resultado deseado.

Éstos son base del modelo de las perspectivas, el cual consta de tres componentes:
  • Las expectativas del desempeño-resultado: Las personas o poder para motivar, concreta, que varía de una persona a otra.
  • Valencia: El resultado de una conducta tiene una valencia
  • Las expectativas del esfuerzo-desempeño: Las expectativas de las personas en cuanto al grado de dificultad que entraña el buen desempeño afectará las decisiones sobre su conducta. Éstas eligen el grado de desempeño que les darán más posibilidades de obtener un resultado que sea valorado.

La combinación de estos 3 elementos produce la motivación en distintos grados de acuerdo a la intensidad de los factores. A cada factor se le asigna un valor entre 0 y 1 (la valencia puede ser negativa) y después se aplica la siguiente fórmula:
Motivación = V x E x M
 
La utilidad real de esta Teoría es que ayuda a comprender los procesos mentales de la motivación de los empleados. Sin embargo, en la práctica es casi imposible obtener mediciones fiables de estos factores tan subjetivos, por lo que deja de ser viable reducir la motivación a un valor numérico.


Es importante destacar además, que la fortaleza de esta teoría es también su debilidad. Al parecer es más ajustable a la vida real el supuesto de que las percepciones de valor varían de alguna manera entre un individuo y otro tanto en diferentes momentos como en diversos lugares. Coincide además con la idea de que los administradores deben diseñar las condiciones ideales para un mejor desempeño. Cabe destacar que a pesar de que la teoría expuesta por Vroom es muy difícil de aplicar en la práctica, es de suma importancia puesto que deja ver que la motivación es mucho más compleja que lo que Maslow y Herzberg suponían en sus enfoques.

Un nuevo Aliado: Metacognición

Esta palabra tan rara es clave para una correcta motivación y para conocernos a nosotros mismos. La metacognición es el conocimiento de nuestros propios estados mentales, osea, de nuestras emociones, y nuestros pensamientos.
Como músico, es importantísimo saber qué pasa por nuestra cabeza cuando nos desmotivamos. Por ejemplo, si un ejercicio o lección nos frustra, hay que analizar el por qué. Puede ser porque resulte demasiado difícil para nuestro nivel, porque nos impacientamos demasiado, o simplemente, porque estamos en un mal momento.
En el primer caso, la dificultad excesiva, lo mejor es apuntar a una meta más asequible. Si estamos estudiando visualización sobre el mástil y, al intentar aplicarlo sobre un lick complejo que podemos tocar, somos incapaces de lograrlo, debemos buscar un fraseo o un solo que sea más fácil de visualizar.
Si estamos con un profesor y lo que nos enseña nos supera, debemos decírselo. No en un primer momento, porque su método puede buscar un momento difícil que luego será comprendido al mezclar otros conocimientos, pero nunca nos quedemos callados si no nos motiva lo suficiente. Tal vez nos comprenda mejor de lo que esperamos...
Cuando el problema es la impaciencia, y la consecución de pequeñas metas no nos motiva, estamos ante un momento en el que debemos reflexionar. ¿Me gusta tocar la guitarra? ¿Estoy dispuesto a realizar el esfuerzo que requiere y disfrutar del proceso? El proceso de aprendizaje no debería ser un suplicio, sino al contrario. Debe ser un camino en el que disfrutemos.
No podemos pretender ser Brett Garsed de un día para otro, y lo más probable es que nunca lo seamos... pero debemos disfrutar del proceso que nos lleva a ser nosotros mismos como músicos, algo mucho más hermoso.
Nunca veas el aprendizaje como un mal por el que tienes que pasar para tocar bien, sino como una experiencia. Cada momento es único, y jamás se repetirá.
A veces, cuando veo a mis nuevos alumnos, me apena no poder volver a esos tiempos en los que descubría qué era un intervalo, por qué en un tema se usaban unos acordes, o cómo se hace un armónico forzado. Sin embargo, siempre aprendemos algo nuevo si estamos motivados y abiertos. Este proceso, en un buen músico, nunca termina.

Si, por último, estamos atravesando un mal momento -personal, económico...- no deberíamos castigarnos estudiando hasta la saciedad. Deberíamos buscar el mayor disfrute posible, improvisando, tocando cosas que nos resulten cómodas...
El aprendizaje es eterno, pero puede centrarse en cosas pequeñas. Hacer sonar bien tres notas, mejorar el vibrato sobre una parte de una improvisación, o tocar riffs que nos gustan también es una forma de aprender.
En esos momentos, forzarnos a aprender a un ritmo alto, puede derivar en una absoluta desmotivación y el abandono del instrumento.
La música es como la vida, cuando estamos en un mal momento es mejor no forzar la situación y estresarnos, sino disfrutar de pequeñas cosas y afrontar el vendaval como podamos.


Clasificación de las Motivaciones

Muchos autores clasifican la motivación de distintas formas, la motivación puede nacer de una necesidad que se genera de forma espontánea (motivación interna) o bien puede ser inducida de forma externa (motivación externa). La primera, surge sin motivo aparente, es la más intensa y duradera. Por ejemplo, la primera vez que observamos una actividad deportiva y quedamos tan impresionados que sentimos la necesidad de integrarla en nuestras vidas. A partir de ese instante, todo gira alrededor de dicha actividad y poniéndola en práctica sentimos un placer que nos empuja a realizarla, hasta que momentáneamente, queda satisfecha la necesidad de llevarla a cabo. Si, además, obtenemos un resultado apetecible (éxito, reconocimiento, dinero, etc.), ello reforzará, aún más, nuestra conducta de repetir dicha práctica. Pensemos que no todo el que lleva a cabo una actividad lo hace con el ánimo de destacar, ganar o ser el mejor. Es más, si el único objetivo fuera ganar y la continuidad de la acción dependiera del triunfo, posiblemente solo unos pocos seguirían practicando, evidentemente, los ganadores.
Existe otro tipo de motivación interna que no surge de forma espontánea, sino, más bien, es inducida por nosotros mismos. Es aquella que nos autoimponemos por algún motivo y que exige ser mantenida mediante el logro de resultados. Se trata de una motivación vacía que difícilmente se sostiene a menos que se consigan resultados apetecibles. Muchos estudiantes renuncian a cursar una carrera que les gusta porque piensan que una vez convertidos en profesionales no ganarán el dinero que desean y se plantean cursar otra carrera porque confían en alcanzar un elevado nivel de vida. Su motivación responde a una necesidad ajena a los estudios y que se basa en un supuesto imprevisible, por depender del siempre cambiante mercado laboral. No sienten la necesidad de aprender para colmar un deseo de conocimiento, sino que DEBEN estudiar para terminar la carrera y poder ganar dinero. Cuando las largas noches de estudio comienzan a hacerse insoportables, cuando llegan los primeros suspensos, cuando llegan las primeras dudas, es entonces cuando comienzan a recapacitar y posiblemente, a arrepentirse de la decisión adoptada. 

Partiendo de esta introducción y segun referencia se puede decir que la motivación se clasifican en:

- Intrínsecos y extrínsecos.
- De contenido y de contexto.
- Inmediatos y a largo plazo.
- Positivos y negativos.
- De deficiencia y de crecimiento.
- Materiales y espirituales.
- Conscientes e inconscientes.
- Individuales y colectivos.

Ciclo Motivacional

El ciclo motivacional comienza cuando surge una necesidad, ésta representa una fuerza dinámica y persistente que origina un comportamiento; por lo tanto, cada vez que aparece una necesidad, la misma rompe el estado de equilibrio que lleva al individuo a desarrollar un comportamiento o acción capaz de descargar la tensión y liberarlo de la inconformidad y del desequilibrio.
En otras palabras, los individuos pasan por una serie de etapas motivacionales, antes de llegar a la satisfacción de una necesidad.
En el ciclo motivacional descrito anteriormente, la necesidad se ha satisfecho, a medida que el ciclo se repite con el aprendizaje y la repetición, lo comportamientos se vuelven gradualmente más eficaces en la satisfacción de ciertas necesidades.
En otras condiciones, aunque la necesidad no se satisfaga, tampoco existe frustración debido a que puede transferirse o compensarse; esto ocurre cuando la satisfacción de otra necesidad logra reducir o colmar la intensidad de una necesidad que no puede satisfacerse.